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hablar no es decir

Hablar no solo es decir


Cuando nos comunicamos con las personas que, por diferentes motivos, se cruzan o permanecen en nuestra vida, es importante tener en cuenta qué estamos diciendo y cómo lo estamos haciendo. Hablar no solo es decir.

En este caso queremos hacer hincapié en la última parte, la forma que utilizamos para expresarnos, tanto con los demás como con nosotros/as mismos/as. Puede que no hayas sido consciente de ello o sí, pero en cualquier caso os traemos alguna idea a tener en cuenta y que pueden ser interesantes para mejorar nuestra forma de relacionarnos. 

palabras vacíasPor un lado, cuando escuchamos, podemos caer en una dinámica de juicio hacia la otra persona, dar por hecho lo que está pasando, sin detenernos en “ver” lo que está diciendo. Y, por otro lado, cuando hablamos, podemos estar respondiendo desde la emoción de la rabia, del enfado, de la frustración. En ambos casos y, sin darnos cuenta, podemos estar creando una dinámica tensa. 

Algunos puntos a tener en cuenta pueden ser:

  • Empatía

Escuchar lo que nos dicen (y lo que nos decimos). Es decir, colocarnos en un lugar “cerquita”, donde poder comprender cómo se está sintiendo la otra persona. A la vez, poder expresar lo que estamos entendiendo, es clave para que no haya confusiones.

  • Juicios

¡Qué importante es poder ser conscientes de aquello que estamos colocando nosotros/as como una interpretación subjetiva! Esto interfiere de un modo importante en nuestro lenguaje verbal y no verbal, aunque no nos demos cuenta. El dar por hecho es una de las dificultades mayores para poder entendernos de un modo saludable.

  • Tono de voz

Poder mantener un volumen adecuado en la interacción con los/as demás es importante para evitar daños y malos entendidos. Igual pasa con la intensidad con la que hablamos. Regular ambos aspectos mejorará nuestra comunicación.

  • Postura y actitud comunicativa

Del mismo modo que el parte verbal, es necesario poder reflexionar sobre nuestra comunicación no verbal. ¿Qué estamos haciendo con las manos? ¿Cómo estamos de “volcados/as” hacia la otra persona?, ¿Podemos estar siendo invasivos/as? ¿Estamos dejando espacio para que la conversación sea natural?, ¿Nuestra cara qué está reflejando?, etc.

  • Tiempos

Respetar los ritmos al hablar es otro aspecto a tener en cuenta. Y cuando decimos respetar, no sólo hablamos de dejar hablar, sino también de escuchar, concediéndole importancia, sin estar pensando en qué responder. Poder dejarnos llevar por la conversación, atendiendo lo que nos dicen y respondiendo desde lo que estamos sintiendo es la fórmula mágica para que fluya.

  • Claridad

Poder expresar qué necesitamos favorece que la comunicación sea positiva y transcurra de manera eficaz. Hablar no solo es decir.

 

Si quieres entender a una persona, no escuches sus palabras, observa su comportamiento. -Albert Einstein-

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