Como con cualquier día señalado, nos volcamos en felicitar, en demostrar nuestro cariño y en
tener un detalle con la persona o con el evento a celebrar.
Y llega el mes de mayo y llega el primer domingo del mes. Es el día de la madre.
La mujer que nos trajo al mundo (o no), que nos crio, nos alimentó y nos limpió, nos acunó a la
hora de dormir, nos cantó, nos besó,…
También nos ató los cordones de las zapatillas, nos peinó, nos compró ropa, nos regaló
juguetes, nos cogió de la mano para cruzar, nos preparó un vaso de leche calentita cuando
teníamos frío (y aunque no lo tuviéramos), nos echó crema antes de ir a la playa para que no
nos quemara el sol, nos hizo el bocadillo para merendar o nos peló una fruta para que nos la
comiéramos,…
También nos escuchó y nos dijo que nos podíamos estar equivocando ante una decisión, nos
apoyó, nos levantó cuando nos caímos, nos cuidó cuando estábamos enfermos/as, nos animó
cuando no sabíamos hacer algo, nos nutrió, nos dijo que “no” muchas veces porque ella sentía
que tenía que hacerlo, … por nuestro bien.
Y también nos dejó volar, para que tuviéramos nuestra vida, para que fuéramos lo que
quisiéramos ser, para que eligiéramos, aunque a veces eso le generara sufrimiento.
Una madre quiere incondicionalmente, siempre seremos los/as más guapos/as, los/as más listos/as, los/as más …. Lo que sea. Siempre han estado y están para lo que necesitemos, incluso a veces, aunque no lo pidamos.
Puede que veas reflejada a tu madre en estas palabras, o puede que no. Habrá hecho lo que ha
podido, igual que ahora. Como tú, tú también haces lo que puedes, lo que sabes.
Ellas, nuestras madres, también han tenido (y tienen) su vida, su historia, sus ilusiones, sus
fracasos, y todo eso les pertenece, les ha hecho ser quienes son. Pero… ¿conoces su historia
de vida?
Te proponemos, si está bien para ti, que revises su historia, que llenes los vacíos que tengas sobre ella y su vida. Quizá puedas conversar con ella un ratito durante estos días de confinamiento, sobre lo que quieras conocer, lo que para ella esté bien contarte.
Algunas de las preguntas por las que puedes empezar son:
– ¿Sabes en qué pensaba cuando miraba a las estrellas?
– ¿Conoces cuáles fueron sus momentos en los que se sentía libre?
– ¿Por qué lloraba y dónde lo hacía? ¿Quién la arropaba?
– ¿Cuándo reía y con quién lo hacía? ¿Bailaba mamá?
– ¿A qué jugaba cuando era pequeña? ¿Le gustaba cantar?
– ¿Le gustaba disfrazarse? ¿Qué quería ser de mayor?
– ¿Cómo celebraba mamá su cumpleaños?
– A la hora de comer, ¿quién estaba con ella?
– …
– …
Cuántas cosas por compartir y descubrir… ¡Te quiero mamá, muchas felicidades!